LA MÁQUINA DE COSER NO PASA DE MODA Y TOMA PROTAGONISMO EN ÉPOCAS DE CRISIS

Cuando el Estado está ausente para ayudar surgen las brillantes ideas como venta de números, colectas con alimentos no perecederos, venta de arroz con pollo y hasta donación de máquinas de coser.

Es indiscutible que la invención de la máquina de coser cambió la vida no solo de la industria textil sino también la de las familias en el mundo. Se considera que la primera máquina de coser de la historia fue un invento del alemán Carles Fredrick Wiesenthal, en 1755. Era un aparato mecánico que tenía una aguja de doble punta con un ojal en uno de los extremos.

18 años después Isaac Merritt Singer fue más hábil y la perfeccionó con un motor de coser que permitía que esta herramienta diera 900 puntadas por minuto. Claro, en un contexto de revolución industrial el dispositivo favoreció a la industria textil pero perjudicó al trabajador porque ahorraba mano de obra.

Recién en 1905 llegaron las máquinas de coser Singer a la Argentina, fueron parte de los cambios sociales de la época y transformó el rol femenino en la economía hogareña. Sí, cientos de amas de casa alcanzaron su independencia económica sin salir de casa.

La madre de Eva Duarte al enviudar, gracias a esta herramienta pudo salir adelante como costurera. Años más tarde su hija se convirtió en la Primera Dama del presidente Juan Domingo Perón y mediante su labor social, en la Fundación Eva Perón, sentó un memorable precedente en la vida de mujeres de condición social vulnerable. Eva fue una de las grandes distribuidoras de máquina de coser en todo el país, repartió miles y las acompañó con 6 cortes de tela, 30 bobinas de hilo, regla, molde y tijera.

En épocas de inflación y bolsillos flacos esta herramienta vuelve a tener valor y utilidad, siempre. Con ella se remienda, se recicla y también se “paga la olla”.

La historia de” coser” en Alvear “sin hilo” y con la de otro.

En medio de la espantosa crisis económica que atraviesa el país y sumerge en la miseria a las familias argentinas, desde la Dirección de Educación Municipal largaron la “Campaña de Donación de máquinas de Coser para talleres Municipales”. Debemos confesar que la nostalgia nos inundó el alma y nos llevó a revivir momentos que marcaron nuestra infancia. ¿Quién no tuvo su abuela, su madre, su tía cociéndonos una prenda a máquina? Para que negar que imaginamos al municipio realizando una importante inversión en talleres municipales, o mejor aún, concejales gestionando herramientas para los mismos. Con bombos y platillos se anunciaron talleres de peluquería, calado en madera, reciclado, bordado y “costura”, en los SUM de barrios y distritos.

Grande fue la sorpresa cuando por declaraciones del titular de educación, José Morán, nos enteramos que la campaña apela a la solidaridad. Se solicita que aquella persona que posea una máquina de costura, sin usar, la acerque al área de educación.

¿Cuánto cuesta una máquina de coser? Los precios oscilan entre $30.000 y $65.000 aproximadamente. ¿En serio no van a hacer un esfuerzo económico? ¿En serio no les da la cabeza para ser más creativos con las campañas?

Nos encantaría cerrar románticamente la historia de la máquina de coser pero se nos van las ganas cuando siempre la tiene que poner el pueblo. Más aún, para que otros cobren religiosamente a fin de mes su sueldo de director.